Hemos vivido tiempos de afirmaciones, incluso de rotundísimas afirmaciones, donde todos sabíamos de todo, y dudábamos poco… no teníamos tiempo para ello.
Ahora nos encontramos justo al otro lado de la moneda, y se nos ha llenado la cabeza de preguntas. Nuestros bolsillos rebosan interrogantes, en nuestras mesas se amontonan interrogaciones, consultas, dudas, cuestiones e incluso ruegos… Y esta situación es buena para la Innovación, pues la innovación no anida en las afirmaciones, sino en las preguntas, y cuánto mejor sean estas… ¡más próximos estaremos de conseguirla!
- ENERO. ¿Ves oportunidades que la competencia no ve?
- FEBRERO. ¿Qué nos hace capaces de suponer algo? y… ¿qué es lo que podemos llegar a suponer?
- MARZO. ¿Lo que sabemos limita lo que podemos llegar a imaginar?
- ABRIL. ¿Cómo digerir el permanente cambio y convertirlo en una ventaja competitiva?
- MAYO. ¿Por qué focalizar en las ventas, cuando lo que se valora es el servicio?
- JUNIO. ¿Por qué nos gusta sentirnos miembros de un equipo?
- JULIO. Ante un cambio… ¿es posible mejorar al mismo tiempo los resultados de la organización y la satisfacción de los colaboradores?
- AGOSTO. ¿Debemos compartir nuestros conocimientos y experiencias con otros? ¿O no?
- SEPTIEMBRE. ¿Has averiguado de qué forma la historia de tu empresa puede ayudar a configurar su futuro?
- OCTUBRE. ¿Somos los mejores en algo?
- NOVIEMBRE. ¿Tienes ideas nuevas sobre dónde buscar nuevas ideas?
- DICIEMBRE. Si tu empresa cerrara mañana… ¿Quien la echaría de menos?