España es un país con profesionales y ciudadanos innovadores, pero con grandes carencias en los ámbitos del liderazgo y los procesos. Esta es una de las conclusiones que se extraen del Índice Cultura de la Innovación (ICI) España 2015, elaborado por la Asociación Española de la Calidad (AEC), en colaboración con Dícere.
El estudio también determina que en las empresas españolas existe confianza interna, buen ambiente y creatividad. Sin embargo, ese potencial creativo no se traduce en innovación.
Mientras que los profesionales creen en la innovación y están dispuestos a abordar proyectos “disruptivos”, las empresas tienen dificultades, desde los procesos internos imprescindibles, para llevar esta creatividad a la cuenta de resultados.